Estos organismos microscópicos proliferan en condiciones inadecuadas y su presencia en nuestros entornos laborales puede tener serias consecuencias para nosotros y nuestros animales. Entérate y toma precauciones.

Las micotoxinas son sustancias producidas por algunos hongos, como producto de su metabolismo secundario, es decir, no están asociadas a su crecimiento. Generalmente los hongos de interés están presentes en el suelo y en el aire y pueden contaminar alimentos. Habitualmente se encuentran en granos y otras materias primas desde su cosecha en el campo, pasando por el almacenamiento, transporte y proceso.

¿Por qué proliferan las micotoxinas?

Las condiciones que favorecen el crecimiento de dichos contaminantes biológicos generalmente están asociadas con:

  • Factores ambientales como humedad relativa alta (mayor a 65 %), agua libre (Aw) superior a 0.70, temperatura entre 20° C hasta 45° C y pH entre 2,5 y 7,5 tienden a favorecer el crecimiento fúngico, y por consiguiente, a la producción de metabolitos primarios y secundarios.

  • Higiene deficiente en los procesos de fabricación en áreas que facilitan el ingreso de aire sin filtrar, como la no rotación de desinfectantes, prácticas de limpieza deficientes y contaminación cruzada tanto de personal como de equipos y utensilios de trabajo.

  • Deficiencias en los centros de acopio, evidentes en condiciones como la ausencia de recambio de aire, falta de agentes deshumificadores, contaminación cruzada por malas prácticas de limpieza y desinfección, silos con perforaciones, además de los granos y otros productos almacenados con crecimiento fúngico.

La falta de prevención de dichos factores puede ocasionar la contaminación de semillas oleaginosas y alimentos a base de ellas, como el maní y las semillas de algodón, los aceites vegetales brutos (de maní, oliva y coco), cereales y alimentos a base de cereales como maíz, sorgo, arroz, mijo, cebada, trigo y avena, nueces, frutas (higos), especias, leche y productos lácteos.

Las micotoxinas en el contexto mundial

Se estima que por lo menos el 25 % de las cosechas mundiales de cereales se encuentran contaminadas por micotoxinas. Lo anterior conduce a la generación de problemas silenciosos que afectan a la salud pública ya que, en su mayoría, estos subproductos metabólicos presentan alteraciones carcinogénicas que pueden afectar toda la cadena de producción alimentaria, incluyendo a las explotaciones pecuarias de manera relevante, lo que reduce drásticamente los niveles productivos o incluso causa la muerte de los animales.

Conoce las micotoxinas más estudiadas

A continuación te presentamos las clasificaciones y efectos de las micotoxinas más comunes que se identifican en estudios recientes:

  • Aflatoxinas (B1, B2, G1 y G2): Producidas por Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus. Causante probable de cáncer de hígado.

  • Aflatoxina M1: Subproducto metabólico como consecuencia de la ingestión de Aflatoxina B1 por vacas lecheras. También es causante de cáncer.

  • Ocratoxina A: Producida por hongos de los géneros Aspergillus y Penicillium sp. como A. ochraceum y P. viridicatum; contaminan principalmente café y están relacionadas con nefrotoxicidad.

  • Fumonisinas: Producidas por varias especies del moho Fusarium, como F. verticilloides, F. moniliforme, F. graminearum y F. cerealis; generan efectos hepatotóxicos y nefrotóxicos.

  • Deoxinivalenol (DON): Tricoteceno producido por algunas especies del género Fusarium, capaz de inhibir la síntesis de proteínas en animales generando baja ganancia de peso, al igual que la Zearalenona y el T2-HT2 las cuales son producidas por especies de Fusarium sp.; pueden generar toxicidad crónica y leucopenia, respectivamente.

 

Victor Perez

Leonardo Granados

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