La llegada de un nuevo gato a casa cuando ya tenemos otro u otros felinos es una experiencia que puede generar muchas preguntas, pero también es una situación que ocurre cada vez con más frecuencia en los hogares. Desde Basic Farm recogimos algunas claves que debes tener en cuenta para que este tránsito sea un poco más sencillo para tus mascotas, para ti y tu familia. Lo más importante es que tengas presente que se trata de un proceso que requiere paciencia, compromiso y tranquilidad. 

Antes de aceptar que un nuevo gato llegue a tu hogar, es importante conocer su estado de salud llevándolo al Médico Veterinario (Artículo relacionado aquí). Es clave que esto suceda antes de tener contacto con las mascotas que ya habitan tu casa, la razón es simple: verificar su estado de salud y que no tenga ninguna afección que pueda ser contagiosa. Si se determina un estado óptimo, también será un buen momento para poner al día su vacunación o evaluar si requiere de algún tratamiento específico. 

Los factores más comunes para que existan peleas entre el gato que acaba de llegar con el que ya está en casa son: territorio y temor. Razón por la que el siguiente paso que debes contemplar es el espacio. Lo ideal es mantener aislado, durante los primeros días, al nuevo integrante de la familia en una habitación donde esté cómodo y tenga todas sus necesidades cubiertas. Esta estrategia permitirá que los gatos puedan olfatearse, escucharse y sentir que ese otro está compartiendo un mismo espacio. Dos recursos adicionales son: primero, intercambiar sus juguetes o elementos para que utilicen ese objeto que pertenece al otro gato y segundo, hacer lo mismo con los espacios, cambiarlos de habitación o dejar libre a uno por toda la casa en tanto el otro permanece en un solo espacio y luego intercambiar el rol. Artículo relacionado aquí

Esa asignación de espacios individuales es muy importante para lo que sigue; verse cara a cara, pero sin contacto. Tres veces al día y durante unos minutos debemos facilitar que las mascotas tengan contacto visual con distancia y alguna barrera que puede ser: una puerta de vidrio, una red, acrílico o un trasportín. No es necesario forzar el encuentro, si alguno de los gatos se muestra muy incómodo y se quiere retirar, se le permite para intentarlo nuevamente un par de horas después. Otro truco es dar trocitos de comida a cada gato para que relacionen la presencia del otro con algo positivo.  

De a poco, se pueden ir compartiendo espacios como el de la comida o la sala, pero siempre con supervisión en caso de que se presente alguna agresión. Usualmente el proceso de aceptación mutua puede tardar aproximadamente un mes, siempre dependerá de cada gato y su carácter. Sin embargo, como recomendación final, si luego de aplicar todas las estrategias anteriormente mencionadas nota agresiones o comportamientos que perciba como fuera de lo normal, lo mejor será consultar a un especialista.