Ciertas enfermedades, causadas por varios organismos fitopatógenos, son una fuente de daños para las plantas. Los hongos son la principal causa de pérdida de cultivos en todo el mundo y provocan síntomas como la deficiencia de nutrientes, la contaminación del aire, y la reproducción innecesaria de insectos. Con ello en mente, ¿qué tipo de productos necesitarías agregar a tu plan de bioseguridad fitosanitario?
En el siguiente artículo de Basic Farm, te hablaremos sobre qué son los fungicidas y cómo te ayudarían a cuidar tus cultivos.
¿Qué son los fungicidas?
Los fungicidas son pesticidas que matan o previenen el crecimiento de hongos y sus esporas, los cuales deben eliminarse ya que pueden llegar a dañar o matar todo tu cultivo. También suelen usarse para controlar el moho y los hongos en otros entornos.
Los fungicidas funcionan de diversas formas, pero la mayoría dañan las membranas celulares de los hongos o interfieren con su reproducción.
¿Por qué son importantes los fungicidas?
Las enfermedades son una ocurrencia común en las plantas y a menudo tienen un impacto económico significativo en el rendimiento y la calidad de muchos cultivos, por lo que su manejo es un componente esencial de la producción en el sector agrícola.
En términos generales, hay tres razones principales por las que se utilizan fungicidas:
- Para controlar una enfermedad durante el establecimiento y desarrollo de un cultivo.
- Para aumentar la productividad de un cultivo y reducir las imperfecciones. Los cultivos alimentarios enfermos pueden producir menos porque sus hojas, que son necesarias para la fotosíntesis, se ven afectadas por alguna enfermedad. Las imperfecciones pueden afectar la parte comestible del cultivo o, en el caso de las ornamentales, su atractivo. En cualquier caso, sus valores en el mercado se verían afectados.
- Para mejorar la vida de almacenamiento y la calidad de las plantas y productos cosechados. Por lo general, se utilizan en el ambiente de las bodegas de almacenamiento donde se guardan los alimentos con el fin de disminuir la carga de hongos y esporas. Algunas de las mayores pérdidas por cualquier enfermedad ocurren después de la cosecha, ya que los hongos a menudo deterioran las frutas, verduras, tubérculos y semillas almacenados. Por otra parte, los granos infectados pueden producir toxinas capaces de causar enfermedades graves o incluso la muerte en humanos y animales cuando se consumen.
¿Cómo se suele aplicar los fungicidas?
Los fungicidas se aplican en forma de polvo, gránulos, gas y, más comúnmente, líquido. Se aplican a:
- Semilla, bulbos, raíces de trasplantes, entre otros. Uno de los objetivos de usar fungicidas en estos casos es matar los patógenos que se encuentran en el material de siembra o proteger la planta joven de los patógenos del suelo.
- En el suelo o surco al plantar, mediante el riego por goteo o como un rocío dirigido alrededor de la base de la planta.
- Follaje y otras partes aéreas de las plantas por medio de un pulverizador.
- En el interior de los árboles mediante inyección en el tronco.
- Productos cosechados, como inmersión o aspersión en la empacadora.
En el caso de la mayoría de enfermedades, el control efectivo requiere múltiples aplicaciones de fungicidas, a veces con una frecuencia de hasta cada 5 días. Se necesitan aplicaciones repetidas para proteger el nuevo crecimiento y reemplazar el fungicida perdido de la planta por descomposición química, degradación por luz ultravioleta y erosión por viento y agua.
Los fungicidas se mezclan típicamente con agua y luego se aplican mediante pulverización. El equipo de aplicación varía desde pequeños rociadores manuales y de mochila hasta grandes unidades de rociado transportadas por tractores o aviones. También se opta por aplicar fungicidas en forma de humo, aerosol o neblina (en el caso de los invernaderos, por un proceso conocido como termonebulización).
La cobertura de todas las partes de la planta susceptibles a una enfermedad es fundamental.
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¿Cuál es el papel de los fungicidas en el manejo de enfermedades?
La presencia de enfermedades en los cultivos puede manejarse mejor integrando una serie de prácticas de control que pueden incluir: rotación de cultivos, selección de cultivares tolerantes o resistentes a enfermedades (cultivares genéticamente menos susceptibles que otros), tiempo de siembra, nivel de fertilización, modificación climática, saneamiento y aplicación de fungicidas.
A diferencia de la mayoría de los medicamentos humanos, la mayoría de los productos fungicidas deben aplicarse como alternativa de prevención antes de que ocurra la enfermedad o en la primera aparición de los síntomas para que sean eficaces. A diferencia de muchas enfermedades de humanos y animales, la aplicación de fungicidas no puede curar los síntomas ya presentes, incluso si el patógeno muere.
Por lo general, los fungicidas solo protegen de la enfermedad el crecimiento nuevo no infectado. Pocos fungicidas son efectivos contra patógenos después de haber infectado una planta.
Muchos fungicidas tienen una actividad dirigida que imparte una alta eficacia contra patógenos específicos, lo que significa un bajo potencial de toxicidad para los seres humanos y otros organismos.
Dado que el modo de acción de la mayoría de los fungicidas es tan específico, los pequeños cambios genéticos en los hongos pueden superar la eficacia de estos productos. No obstante, los productores a menudo usan sistemas de pronóstico de enfermedades o umbrales de acción, cuando están disponibles, para garantizar que se apliquen fungicidas cuando sea necesario para así evitar el gasto y el posible impacto ambiental de aplicaciones innecesarias.
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