La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria grave que afecta a los perros y puede tener consecuencias devastadoras si no se trata adecuadamente. Esta enfermedad, causada por protozoos del género Leishmania, se transmite principalmente a través de la picadura de mosquitos flebótomos infectados. Aunque es más común en regiones tropicales y subtropicales, la leishmaniasis se ha convertido en una preocupación global debido al cambio climático y la movilidad de personas y animales. Esta es una enfermedad zoonótica, lo que significa que puede transmitirse entre animales y humanos. En los perros, se presenta principalmente en dos formas: cutánea y visceral, también conocida como sistémica.

– Leishmaniasis cutánea: se manifiesta a través de lesiones en la piel, que pueden variar desde pequeñas llagas hasta grandes úlceras. Aunque estas lesiones suelen ser indoloras, pueden infectarse con bacterias secundarias.

– Leishmaniasis visceral: es la forma más grave de la enfermedad y afecta órganos internos como el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos. Los síntomas incluyen pérdida de peso, letargo, fiebre y, en casos avanzados, insuficiencia renal.

El ciclo de vida del parásito Leishmania comienza cuando un mosquito flebótomo pica a un perro infectado, ingiriendo los parásitos junto con la sangre. Dentro del mosquito, los parásitos se desarrollan y se transforman en una forma infectiva, que es transmitida a otro perro (o a un ser humano) cuando el mosquito vuelve a picar. La enfermedad no se transmite de perro a perro ni de perro a humano de manera directa; siempre se requiere la intervención del mosquito vector. Aunque el perro es el animal más sensible a esta enfermedad, muchos mamíferos, incluido el ser humano, pueden infectarse, enfermar y actuar como reservorio.

Ahora bien, el diagnóstico de la leishmaniasis en perros se realiza mediante pruebas de laboratorio, como exámenes de sangre, biopsias de piel y análisis serológicos. Un diagnóstico temprano es crucial, ya que el tratamiento es más eficaz en las etapas iniciales de la enfermedad. Artículo relacionado 

El tratamiento de la leishmaniasis es complejo e incluye medicamentos antiprotozoarios, inmunomoduladores y, en algunos casos, tratamientos de soporte para los órganos afectados. Aunque es posible controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida del perro, la enfermedad no siempre es curable, y en muchos casos, los perros necesitan tratamiento de por vida. Sin embargo, como usualmente lo hacemos desde Basic Farm, resaltamos la prevención como clave en el manejo de enfermedades como la leishmaniasis.

Se recomienda el uso de collares repelentes de insectos, insecticidas ambientales y mantener a los perros en el interior durante las horas de mayor actividad de los mosquitos (al amanecer y al anochecer). Además, existen vacunas que pueden reducir el riesgo de infección, aunque no ofrecen una protección completa

La leishmaniasis en perros es una enfermedad seria que requiere atención veterinaria y un enfoque preventivo robusto. Si bien la enfermedad puede ser debilitante, un manejo adecuado puede mejorar significativamente la calidad de vida de los perros afectados. La educación y la concienciación sobre esta enfermedad son esenciales para su control, especialmente en áreas donde es endémica. Para el caso de Colombia, hay regiones específicas donde la leishmaniasis es más común, como en la región Caribe, los Llanos Orientales, la Amazonía y algunas partes de la región Andina. Video relacionado 

Ante cualquier duda, las clínicas veterinarias pueden realizar diversas pruebas para detectar la leishmaniasis, como pruebas cuantitativas de anticuerpos, visualización del parásito al microscopio en una muestra de citología o detección de ADN del parásito en muestras de médula ósea, entre otras.